La Gran Incertidumbre, el futuro de la Humanidad

Editorial Diciembre 2014

 

Una vez más se hace el intento de despertar a esas mentes dormidas en el regazo de este mar de dolor y sufrimiento, una vez más se trata de conmover la anestesiada Alma que se encuentra aprisionada bajo la pesada carga de su propia materialidad.

“El voraz odio jamás será abatido si se lo sigue alimentando, tras las negativas Causas, se suceden los negativos Efectos, éste es y será el Karma de la Humanidad, si no detiene su combativa existencia, y la de generar Hombres desalmados, o sea, Hombres sin Alma.”

Cuán pocos son los que de una manera u otra responden al llamado del Cambio de actitud para con los distintos reinos de la Naturaleza, como con el propio reino Humano que integran. Existe una auténtica ceguera mental que evita dolorosamente, ver la integralidad profunda que nos une como un Todo. El árbol de la naturaleza Humana yace en un páramo yermo y estéril, secándose lentamente por las lluvias ácidas del odio y la ausencia total de comprensión a través de una autentica Fraternidad que pueda evitar las aberrantes políticas de muertes violentas, ya sean por guerras u otras maneras de sistemática agresión, donde colisiona el sentido común con las bárbaras costumbres de los hombres, que se les ha hecho un hábito tendencioso el de mantenerse en constantes guerras. En estos momentos existe una enorme cantidad de inmigrantes, como también los que han sido despojados de sus tierras y hogares por la ambición y el poder, que arrasan con todo lo que pueden sustraer del vientre generoso de esas tierras que quedan desbastadas, cuando no envenenadas e improductivas; están, los que huyen de las guerras totalmente indefensos, todos estos hermanos convertidos en los nuevos parias, son los que deambulan huérfanos de todo, porque lo han perdido todo. Un Presidente de un pequeño país como Uruguay, denuncia valientemente, estas bárbaras costumbres diciendo la increíble cantidad de dinero que se gasta a consecuencia de los armamentos que consumen estas despiadadas guerras, mientras miles de indefensos Hermanos mueren de inanición por un hambre atroz por semejante abandono de esas poderosas naciones que consideran sus prácticas de muertes como una heroicidad “para salvar al mundo”, ahora bien, ¿quién nos salva de ellos? ¿No conmueve el corazón de los padres, de esos poderosos países, que sus hijos sean enviados e inmolados en estas guerras ideológicas como engañosas? Una gigantesca mentira de ideales fantasmas envuelve al mundo, ningún bando tiene una sola razón que justifique despoblar al planeta de su naturaleza verde, de animales, y de Humanos.

El alimento de todas las violencias reside solamente en la criminal venganza, que comienza anidando en el corazón del hombre que ha sido arrastrado a tomar las armas para detener lo indetenible, porque cuando responde a cualquier tipo de violencia, esta genera más odio aún y se re-alimenta ferozmente a través de cualquier crimen que justifique una oscura venganza. Una vez que el hombre, entra en ese tenebroso juego al cual ha sido llevado, le es imposible detenerlo, porque quienes lo iniciaron, hacen ver al mundo engañosamente, como es de necesario “destruir al enemigo”, al que por un lado se le hace la guerra y por el otro se le vende las armas y por supuesto nunca tan poderosas debido a la alta tecnología de la que ellos disponen.

Esta es la madre de todos los males, la ignorancia, como lo dice la antigua Sabiduría, o como Buda denominó a estas tres Causas Raíces que desatan los peores instintos en el hombre, Codicia, Odio y Ofuscación. Debemos detenernos si es que queremos, como Humanidad, hablar de futuro; hoy este futuro está seriamente comprometido, se ha hecho un daño a una escala sin precedentes al Planeta. Los pueblos de la Tierra, deben impedir que sus gobernantes les envíen a esas guerras donde inmolan a sus hijos y demás familiares solo por la ambición desmedida de unos pocos. Ningún poder prevalece sobre el Orden Universal, cuya Armonía no puede ser alterada sin asumir sus terribles consecuencias. El engreimiento Humano, solo ha descubierto el poder, una parte de la negativa acción de la Naturaleza, y pretende eternizarse con este efímero poder, ¡nada más iluso que esto!, siempre detrás de ese poder reside la eterna Fuerza que controla ese poder en la materia, si el hombre se sigue aliando con el poder desaparecerá como raza y como especie, pero si su alianza es con la Fuerza, el único y eterno poder regenerador de la Naturaleza, conquistará el Espíritu Universal para trascender en lo infinito.

No pretendemos como estudiantes de Teosofía, internarnos en discusiones políticas, no comulgamos con la religión de la materia, pero no podemos ser tan indiferentes y no hacer un llamado a todos los pueblos de la tierra para que eviten ser arrastrados al precipicio oscuro y destructivo de las guerras, la mayor injusticia la comete el hombre que trata, por ideas erróneas, enfrentar a pueblos contra pueblos. ¡¡¡Hermanos de la Tierra, ¿quién gana, sino que el odio y la violencia que éste genera?!!! Impidamos la proliferación de todo tipo de violencia, sabiendo emplear esta pequeña frase, “No, a las Guerras”.

El Hombre ya libra su propia guerra interior con su propia evolución, es la única batalla que llena de gloria al vencedor, porque su mérito más importante es no haber asesinado a nadie, para lograr sus altos objetivos, porque ha logrado transmutar su propia naturaleza inferior en una elevada Naturaleza Superior; éste es un verdadero héroe, digno de ser admirado y reverenciado porque marcará un sendero para que otros lo sigan, hasta lograr su verdadera emancipación. Ese Hombre será libre en todos los niveles superiores de conciencia y como el Buda, mostrará el Sendero para que cada ser Humano triunfe sobre sus propias debilidades, sobre toda injusticia de la que pudo ser víctima o victimario, de esas injusticias que infringen a otros o en su defecto se infringen a sí mismos, conquistará la verdadera y última gran Libertad.

Sería muy triste que algo tan conmovedor como las palabras de este Sabio Budista Nyanaponica Thera, no sean conocidas y aprendidas por los estudiantes de Teosofía; sería un acto de supremo egoísmo no participar al mundo de ellas ya que tocan las fibras más profundas de la responsabilidad que es necesario tener, para evitar ensanchar nocivamente, el trágico horizonte bélico de la Humanidad. Leemos en su libro “El Corazón de la Meditación Budista”1: “A este insano y verdaderamente demencial mundo nuestro, le llega una antigua enseñanza de la sabiduría eterna y guía segura: el Buda-Dharma, la Doctrina del Iluminado, con su mensaje y su poder de curación; llega con la seria y compasiva, pero tranquila y discreta pregunta de si, esta vez, las gentes del mundo estarán dispuestas a asir la auxiliadora mano que el Iluminado ha extendido a la humanidad sufriente a través de su enseñanza intemporal. O ¿esperará el mundo otra vez hasta conseguir que se desencadene una nueva y aún más horrible prueba que puede muy bien acabar en el ocaso definitivo, material y espiritual de la humanidad?

Las naciones del mundo parecen irreflexivamente dar por sentado que sus reservas de fuerza son inagotables. Contra tan injustificada creencia está la ley universal de impermanencia, el factor de Cambio incesante, que con tanto vigor enunció el Buda. Esta ley de impermanencia incluye el hecho, por la historia y la experiencia diaria, de que las oportunidades exteriores para la regeneración material y espiritual, así como la fuerza vital y la preparación interior para ello, nunca son ilimitados ni para los individuos ni para las naciones. ¡Cuántos imperios tan poderosos como los actuales no se han desmoronado y cuantos hombres, a pesar de su arrepentimiento y “buenas intenciones”, han tenido que enfrentarse a un implacable “Demasiado tarde”! Nunca sabemos si no será este preciso instante o esta presente situación la que nos abre las puertas de la oportunidad por última vez. Nunca sabemos si la fuerza que todavía sentimos latiendo en nuestras venas, aunque débil, no será la última capaz de sostener nuestra lamentable situación. De aquí que este preciso instante será el más precioso. “¡No dejes que se te escape!”, advierte el Buda.”

Deseamos la Paz para el mundo, esperanzas en el corazón y Alma, para construir todos los días, paso a paso, el Sagrado Templo de la Fraternidad Universal.

 

Manuel Fernández

Integrante del Centro

 


1- “El Corazón de la Meditación Budista” (The Heart of Buddhist Meditation) por Nyanaponika Thera, publicado por Editorial Eyras de España.