¿Es Posible Errar en Nuestras Pretensiones Teosóficas?

 

La mayoría de los que intentamos llevar a la práctica lo que la Teosofía enseña, solemos caer de bruces ante la impotencia que sentimos al pretender tener un control amplio sobre nuestra Conducta. Decepcionados, damos marcha atrás, o nos detenemos sin ánimos de retomar el Sendero que habíamos iniciado; pero a la vez buscamos a un culpable donde descargar la frustración que nos ha provocado nuestra debilidad. En realidad no existe culpa alguna, lo que si existe es, Falta de Conocimiento. Muchos pretendieron en tiempos de H.P.B., ser Chelas de los Maestros, muchos creyeron estar  preparados para ello, para lo cual, ante sus insistentes peticiones a H.P.B., se tubo que crear un nivel nuevo dentro del Chelado, para no decepcionar a todos esos postulantes que solicitaban ser admitidos para ingresar a las filas de iluminados trabajadores para la Humanidad. Esto era, una antesala para el Chelado que se dio en llamar, “Chelas Laicos”, porque ninguno tenía preparación para enfrentar el Chelado Inicial. La gran mayoría fracasó rotundamente en esos intentos, entonces buscaron culpables por sus fracasos, y apuntaron a H.P.B., o cuando no, a los mismos Maestros. Estos Sabios, sabían plenamente que eso podría pasar, por ello, no se les permitió ingresar como Chelas Iniciales porque eso constituiría un peligro aún mayor para esos intrépidos postulantes. Eso, demostraba el profundo Conocimiento que estos Maestros del Saber tienen sobre la condición y Conducta Humana. Esas flaquezas, que derriban la aún débil Voluntad del pretendiente, son las primeras que debieron haber modificado y fortalecido por el mismo interesado, comprobando por la observación de sus actos, si en realidad en su ser existía, esa férrea Voluntad que no cede jamás ante los engaños de esas flaquezas que suelen estar firmemente aferradas a los deseos y pasiones. Otros, que ya ostentaban un Chelado, creyeron que por gozar de cercanía con un Maestro, les estaba permitido pasar por alto sus errores. La caída desde ese lugar es mucho más fuerte, más dolorosa, y más triste. La sensación de un vacío angustioso embarga al caído, y todo lo que ha mantenido detrás de la Valla de la prudencia, luego, lo atormentara día y noche porque la valla a caído, y como los males sobrevienen corregidos y aumentados en esos casos, ya sin rumbo delira por la vida sin encontrar la paz que antes le prodigaba la seguridad de que un Maestro velaba por él, aunque el mismo Maestro no interviniese demasiado en sus asuntos. Pero, pocos hacen el redoble de esfuerzo al equivocarse, de tratar de resolver tras reflexivo análisis, esas nocivas acciones, para volver a equilibrar la balanza de su Chelado, es muy meritorio el corregirse inmediatamente, evitando todo engreimiento de su apasionada Personalidad, que nunca desde ese lugar vendrán sanas sugerencias ni sabios consejos.

Algunos de los que habían intentado su proximidad al Chelado, y no lo lograron terminaron negando a los Maestros y demandaron a H.P.B., diciendo de ella que era una farsante, mucho de lo que había hecho H.P.B. por ellos, pareció carecer totalmente de importancia. Las acusaciones se fueron haciendo una moneda corriente entre estas personas que creían tener derechos e ignoraron el esfuerzo de H.P.B. que era quien abogaba por ellos delante de tamaños Hombres Sabios. La peor actitud de muchos, fueron los despreciables insultos para la Santidad que esos Grandes Hombres han adquirido, pues las quejas descabelladas decían que estos Hombres, eran egoístas, que ocultaban y se ocultaban para no dar todo lo que sabían y luego desde sus misteriosas posiciones, hablaban de Filantropía y de salvación por el Conocimiento de la Sabiduría Divina, pero después la daban parcialmente y creaban motivos para hacer inaccesible esos Conocimientos. La falta de respeto, y el desagradecimiento por el engreimiento humano, se destacaba ampliamente en sus procederes pero adosado a ellos, salía a la superficie la profunda ignorancia que sus vidas gobernaba, sobre las Normas de Conducta que han regido por edades el proceder de esos Guardianes de la Humanidad. H.P.B., nos comenta en su escrito “Los Mahatmas Teosóficos”1 sobre dos personas que se quejaban de la indiferencia de los Mahatmas diciendo lo siguiente: “…después de un gran anhelo por ser puesta en comunicación con los Mahatmas Teosóficos, me percaté de lo inútil que era esforzar la vista psíquica hacia los Himalayas…” y continua H.P.B. “Aún se debe dirimir la cuestión de si estas quejas son justificadas y si la culpa reside en los “Mahatmas” o en los teósofos. Ha sido un caso en vilo por muchos años y ahora hay que solucionarlo, pues los dos quejosos declaran bajo sus firmas respectivas que: “no necesitan perseguir a Místicos orientales que niegan su habilidad de ayudarnos”. La última frase en letras bastardillas necesita un serio escrutinio. Pido el privilegio de presentar algunas observaciones pertinentes al caso”.

“Comenzaré por decir que el tono de todo el artículo es el de un verdadero manifiesto. Si lo condensamos y lo depuramos de sus expresiones Bíblicas enfáticas, se reduce a esta paráfrasis: “Hemos tocado a su puerta y no nos han contestado; hemos rezado por nuestro pan y nos han negado hasta una piedra”. La acusación es muy seria; sin embargo, quiero demostrar que es injusta.”

“Creo que es mi deber contradecir la veracidad de esta declaración, explicando la situación en su totalidad, ya que me siento culpable habiendo sido la primera, en los Estados Unidos, en hacer pública la existencia de nuestros Maestros. Así, expuse los nombres sagrados de dos miembros de una Hermandad hasta entonces desconocida en Europa y en América (excepto a unos pocos místicos e Iniciados en todas las eras), sin embargo sagrada y reverenciada en oriente y, especialmente, en la India. Todo esto causó una especulación y una curiosidad vulgares que medraron alrededor de esos nombres benditos y culminaron con un rechazo público. Quizá esta explicación beneficie a algunos e interese a otros.”

No se crea, sin embargo, que salgo como un paladín o defensora de quienes, con absoluta seguridad no necesitan defensa alguna. Lo que persigo es sencillamente la presentación de hechos, de este modo la situación podrá juzgarse de acuerdo a sus propios valores. A la simple declaración de nuestros hermanos y hermanas de que han estado viviendo de desperdiciosprosiguiendo dioses extraños sin ser admitidos, podría yo preguntar a mi vez con igual simpleza ¿Están Uds. seguros de haber llamado a la puerta que correspondía? ¿Tienen Uds. la certeza de no haber errado el camino al detenerse con frecuencia durante el viaje en portales extraños, tras los cuales están en acecho los enemigosmás encarnizados de aquellos a quienes buscaban?

Además, no quiero que nadie piense que pongo bajo mi égida de defensora y paladina a aquellos que no necesitan ningún resguardo. Me propongo, simplemente, presentar algunos hechos, dejando que la situación se juzgue conforme a sus méritos. A nuestros hermanos y hermanas, según los cuales: “han vivido alimentándose de cáscaras, persiguiendo dioses extraños”, sin recibir admisión, les preguntaría si: “¿están seguros de haber tocado a la puerta justa?” “¿Están seguros de no haber perdido el camino, deteniéndose a menudo en su viaje, en puertas extrañas tras las cuales acechan los enemigos más fieros de los que ustedes buscan?” Nuestros Maestros no son “un dios celoso”; son simplemente mortales santos, sin embargo más elevados que cualquiera en este mundo, desde el punto de vista moral, intelectual y espiritual. A pesar de lo sagrado y adelantado que estén en la ciencia de los Misterios, aún son hombres, miembros de una Hermandad y en ella, son los primeros en mostrarse leales a sus leyes y reglas venerables. Una de las primeras reglas de la Hermandad exige que las personas que emprenden su camino hacia Oriente, como candidatos a los favores y consideración de los custodios de esos Misterios, deben seguir el recto camino sin detenerse en ninguna vía secundaria, buscando unirse a otros “Maestros” y preceptores, a menudo de la Ciencia del Lado Izquierdo. Además, deberían tener confianza y mostrar paciencia conjuntamente con varias otras condiciones a llenar. Si alguien fracasa en todas, desde la primera hasta la última, ¿qué derecho tiene a quejarse sobre la responsabilidad de los Maestros para ayudarle?” Y en otra parte del mismo escrito dice: “Así, la condición principal y la única indispensable en el caso del candidato o chela en período de prueba, es simplemente: una lealtad diamantina al Maestro escogido y a sus propósitos. Esta es una condición imprescindible pues, como ya mencioné, no se basa en algún sentimiento de celo, sino en la relación magnética entre los dos, la cual, cada vez que se interrumpe, es doblemente difícil restablecerla. Además, no es justo que los Maestros fuercen sus poderes por personas acerca de las cuales pueden, nítidamente, prever su curso y deserción final”.

Bien creo que es suficiente como para que se pueda comprobar que al existir la ausencia de una Conducta correcta y una fidelidad al Compromiso otrora formalizado con su Maestro, no es posible proseguir con las instrucciones que lo puedan llevar a un elevado destino.

Estos hechos deben dejar en los estudiantes de Teosofía una visión más clara de la que tuvieron esos hermanos del pasado, puesto que, a veces colaboran muchos contenidos internos que posee cada individuo, como sucede con el engreimiento personal o aquel adquirido por los hábitos e insanas costumbres que trae el orgullo de una raza, por todo eso, la ausencia de Conocimiento evita en el ser humano un amplio sentido común, que los debe ayudar a ser prudentes, discretos, calmos y tolerantes. Todo ser humano tiene el derecho de aprender, de tener acceso a todo conocimiento que le sea posible incorporar en su Mente, pero esos derechos, también son el resultado de las Nobles acciones producidas en anteriores existencias, pero muchos nada saben de ello; esos resultados Kármicos, suelen ser las retribuciones de esta Ley que aparecen en alguna existencia física como hechos afortunados o oportunidades de acceder a Conocimientos que solo un buen sentido común puede aprovechar. Ahora bien, si el individuo tiene sed de saber, debe buscar, nada le impedirá llegar hasta donde sus derechos Kármico le permitan, porque es un bien ganado por mérito propio, pero si sentados a la vera del camino de la Vida, esperan ociosos que les sea insertado el Conocimiento, ya depurado por el Discernimiento que da la Reflexión y la Meditación, si no hacen un mínimo esfuerzo, seguramente quedarán petrificados en esa postura veleidosa de sus personalidades. Todos creemos saber estas cosas, pero cuando llegan las pruebas, aunque sean pequeñas, todo el ser se conmueve y termina derrotado por las evidencias que no se pueden ocultar ante la inexorable Verdad de los hechos que surgen para delatar lo que no se ha vencido aún y muchas veces, cual un toro furioso, se termina atacando sin sentido todo lo que se mueve y convierten su existencia en un infierno. Lo esencial, es no arrastrar como una cruz la derrota momentánea, nunca se debe permitir, el hombre, el detenerse y buscar como un refugio, otros errores que en el futuro le harán frente tratando de llevarlo aún más bajo en la cadena de su propia evolución. El más honroso deber es seguir intentando, la persistencia siempre trae triunfos y suele ser el taladro que termina horadando la gruesa y oscura capa del miedo que provoca la ignorancia y con ello se debilita la Fuerza de Voluntad que tanto ha costado adquirir y que tan pronto se puede debilitar y perder por insensatez.

¿Podemos errar y equivocarnos aún sabiendo Teosofía? he aquí una seria situación, en la que el estudiante de Teosofía no debe caer tan ingenuamente, ¿que es lo que sabe de Teosofía? podemos discutir esto, porque el hecho de que se haya leído todo lo escrito sobre esta Sabiduría, todo puede quedar en un mero entendimiento, pero al no haber un profundo estudio, reflexión y meditación sobre lo estudiado, faltará siempre la Incorporación a nuestra Individualidad de todo ese Conocimiento que la Teosofía contiene y que surge inevitablemente en los actos cotidianos a través de una Conducta Correcta, siempre avalada por una comprensiva Compasión y un Servicio desinteresado hacia todo ser vivo. Es probable, que en muchos casos en realidad lo que la mayoría de los muchos estudiantes de Teosofía saben, es siempre a nivel intelectual, pero, ¿qué tipo de intelectualidad poseen muchos? porque tal parece que existe un intelecto que es totalmente cerebral, y es el intelecto burdo e instintivo, que la mayoría tenemos; luego parece ser que existe otro que es intermedio, que si bien arrastra algo del primero, es un tanto más refinado y tiende a cultivarse porque considera el estatus social como algo muy importante y busca las altas esferas donde puede sentirse reconocido destacando en ciencia o en tecnologías literatura y hasta en matemáticas. Este tipo de intelecto es el que comienza a interesarse por los Misterios de la Vida, porque ya comienza a elevarse por encima del primer intelecto nombrado primero, y comienza a integrarse a un espacio de la Mente donde ésta comienza a irradiar levemente sobre la Personalidad. Esa brecha que puede comenzar a expandirse da lugar a que el hombre devenga en una futura existencia, con mayores capacidades cerebrales obteniendo así, una mejor conexión con la Mente e intuición, que ese intelecto Mental Superior sabrá aprovechar mejor para favorecer el ascenso de la Individualidad (o Alma) que lo posea. Siempre se ha reconocido un intelecto, a lo sumo dos, pero no es descabellado que puedan existir tres de ellos, cada uno cumpliendo su compleja función en la medida que el hombre los desarrolle a través de una superación constante, de hecho, si es como la ciencia y la Teosofía explican, que la evolución tiene que ver con una superación ascendente de las especies, es entonces probable que sus capacidades cerebrales y mentales sufran ciertas modificaciones en ese proceso, sumamente complejos, pero, de gran importancia porque esas modificaciones redundarán en un beneficio extraordinario que le permitirá a cualquier individuo entrenarse en una escala más elevada dentro del Sendero Humano para luego salir de él y ascender al del Hombre, donde, desde ese estado, podrá ayudar convenientemente a los que aún tratan de alcanzar la cima de ese Intelecto Superior. El Intelecto Superior, aunado a los Afectos Superiores, como La fraternidad, La Filantropía y la Compasión, son las Virtudes que pueden cerrar un Ciclo de Evolución, en el que el hombre inferior alcanza el estado de Hombre Espiritual, y queda libre de las ataduras Kármicas que lo han sometido durante edades, donde los sentidos, todos ellos, formaron una verdadera cárcel para ese Hombre Espiritual que a tenido que vivir sus más dolorosas experiencias en estado de hombre-animal instintivo, pero, tras ardua tarea e impulsado por su Voluntad y Fuerza moral, vencieron finalmente.

Todos podemos errar, pero si lo hacemos, es fundamental no caer bajo el siguiente peldaño del error que es el de abandonarse así mismo y dejarse llevar por la corriente siempre perversa de las equivocaciones. La valentía consiste en detenerse y reflexionar cómo se fue filtrando en nuestra Conducta el error, tan sutilmente, que, ante el impacto que nos puede producir su efecto, nos damos cuenta que hemos estado desprevenidos y su presencia se hace dueño de la situación y amenaza con perseguirnos toda la Vida, ello, nos deja sin control de acción cuando caemos víctimas de nuestra falta de atención.

La Teosofía, esta Ciencia Mayor de la Conducta en el hombre, nos pone frente a frente de nuestras debilidades, pero, si erramos y nos equivocamos, nos dice que junto al error y a la equivocación, existe siempre una nueva oportunidad de enmendarse y volver a intentar, pero que de todos modos es mejor no errar y dejarse luego llevar por la equivocaciones, H.P.B. decía: “Si una y mil veces te cayeras hijo mío, una y mil veces levántate y anda”, su experiencia sabía de ello, que el intento continuado destruye a la cobardía de quedarse parado en la oscuridad de las equivocaciones.

Y por último: “Cuando el desaliento, por el camino a recorrer, quiera embargar tu Alma, observa hacia atrás, y verás el infinito Sendero que ya has recorrido, por lo tanto, mantén puesta tu mente, siempre a llegar, nunca a detenerse por desesperación”.

Por E.S.C.

Abril del 2016 

 


1- Este artículo fue publicado en The Path Vol. I, diciembre de 1886, pág. 257-263, bajo el título original The Theosophical Mahatmas. Una traducción completa del mismo puede encontrarse en http://teosofiaoriginal.com.ar/index.php/literatura/libros/16-articulos/74-los-mahatmas-teosoficosos .