Hermandad de la Humanidad
Editorial Enero 2017
En el último editorial publicado el Sr. Mahāchohan habla acerca de la Hermandad de la Humanidad diciendo que es el “noble título de la Sociedad Teosófica” y en La Clave de la Teosofía, H. P. Blavatsky nos dice en su cap. II “Lo que la Sociedad TeosóficaModerna no es” citando un texto leído por el Dr. J. D. Buck en el que expresa en forma conmovedora cuál es el propósito de la S. Teosófica y que es la Teosofía, haciendo del conocimiento de la Hermandad de la Humanidad el verdadero propósito de dar impulso nuevamente a la formación de una “nueva” S. Teosófica y de brindar a la Humanidad en su conjunto la oportunidad de tener entre sus manos las doctrinas que, harán que el sufrimiento y la esclavitud mental en que se encuentra puedan desaparecer.
El Dr. Jirah Dewey Buck “nació en Fedonia, Nueva York, en 1838 y murió en 1916. Se graduó en el Cleveland Homeopathic College en 1864. En 1865 se casó con Melissa M. Clough. Fue profesor de fisiología del Cleveland Homeopathic College (1866-1871). Decano del Pulte Medical College de Cincinnati en 1880, y Presidente del American Institute of Homeopathy en 1890. Fue Masón grado 33 y estudiante de ocultismo toda su vida. En 1878 se afilió a la Sociedad Teosófica después de leer Isis Develada. El 13 de mayo de 1884, H.S. Olcott lo nombró miembro de la Junta de Control de la Sociedad Teosófica en América. Buck escribió numerosos y excelentes artículos en The Path, The Tehosophist y Lucifer con el pseudónimo de “Hiraj”. Blavatsky lo cita en la Clave de la Teosofía. Fue probablemente uno de los amigos más cercanos de William Q. Judge […] En abril de 1891 viajó a Inglaterra para conocer personalmente a H.P.B., sin embargo durante su viaje ella desencarnó. En el verano de 1894, el Dr. Buck acompañó a William Judge a Londres como Delegado de la Sección Americana […] Cuando la salud de William Judge empeoró el Dr. Buck lo atendió muchas veces y durante los últimos años de su vida, Judge se hospedó varias veces en su casa de Cincinnati.
Dos años después de la muerte de W. Q. Judge,[…] en Cincinnati, el 29 y 30 de mayo, con 300 personas presentes, tuvo lugar la Cuarta Convención Anual de la Sociedad Teosófica en América en la que fue elegido como Presidente el Dr. J. D. Buck, puesto que desempeñó ese año[…]”1.
No tiene sentido de ser estudiada la Teosofía sino sirve para unir la mente y el corazón del hombre, para llegar a ser uno con todos los demás y para que se dé cuenta como dice el Dr. Buck que “Estas doctrinas… son el derecho de nacimiento de toda alma humana”, convirtiéndonos a todos en la Hermandad de la Humanidad.
A continuación transcribimos el texto del Dr. Buck publicado en La Clave de la Teosofía2 de H.P. Blavatsky.
Presentado por Andrea Suarez
Integrante del Centro
La Sociedad Teosófica fue organizada con el propósito de promulgar las doctrinas teosóficas y promover la vida teosófica. La Sociedad Teosófica actual no es la primera de este tipo. Tengo un volumen titulado: ‘Asuntos Teosóficos de la Sociedad de Filadelfia’, publicado en Londres en 1697; y otro con el siguiente título: ‘Introducción a la Teosofía o la Ciencia del Misterio de Cristo, es decir: de la Deidad, la Naturaleza y la Criatura, englobando la filosofía de todos los poderes activos de la vida, tanto mágicos como espirituales, formando una guía práctica para la pureza y la santidad más sublimes y la perfección evangélica. Además: contribuye al alcance de la visión divina, a las santas artes y potencias angélicas y a otras prerrogativas de la regeneración’. Este volumen fue publicado en Londres en 1855, lo siguiente es la dedicatoria que se encuentra allí:
‘Esta introducción a la Teosofía o la ciencia de la raíz y del misterio de todas las cosas, se dedica, de la forma más humilde y afectuosa, a los estudiantes de las universidades, los colegios y las escuelas del mundo cristiano; a los profesores de las ciencias metafísicas, mecánicas y naturales en todas sus formas; a todos los hombres y las mujeres generalmente educados, de fe fundamen-talmente ortodoxa; a los deístas, a los arrianos, los unitarios, los estudiante de Swedenborg y otros credos imperfectos e infundados, racionalistas y escépticos de toda clase; a los musulmanes, judíos y religiosos patriarcales orientales, ecuánimes e iluminados; mas especialmente al predicador del evangelio y al misionero; ya sea entre los bárbaros o los intelectuales’.
En el año siguiente (1856) se publicó otro volumen, el real octavo de 600 páginas, tipo diamante, de ‘Misceláneas Teosóficas’. Se imprimieron sólo 500 copias para distribuirlas gratuitamente en las bibliotecas y las universidades. Estos primeros movimientos eran numerosos y se originaron dentro de la iglesia, entre personas muy caritativas, sinceras, devotas y con un carácter cristalino. La forma de todos estos escritos era ortodoxa, con expresiones cristianas y, al igual que los escritos del eminente hombre de iglesia, William Law, el lector ordinario podía distinguirlas por su gran sinceridad y piedad. Cada una de estas tentativas trataba de derivar y explicar los sentidos más profundos y el significado trascendente de las escrituras cristianas, ilustrando y explayando la vida teosófica. Estos trabajos cayeron en el olvido muy pronto y ahora son casi desconocidos. Trataban de reformar al clero, revitalizar la caridad genuina y nunca fueron bienvenidos. La palabra “herejía” era suficiente para que los sepultaran en el limbo de todas las utopías de este tipo. En el tiempo de la Reforma, John Reuchlin trató de hacer una tentativa similar con idéntico resultado, a pesar de que era el amigo íntimo y confidente de Lutero. A la ortodoxia nunca le ha interesado ser informada e iluminada. A tales reformadores se les enteró, como Festus hizo con Pablo, que una cultura excesiva los había enloquecido y que sería peligroso ir más allá. Si hacemos caso omiso de los ribetes, que eran en parte una cuestión de hábito y educación entre estos escritores y en parte fruto del freno religioso a causa del poder secular y si llegamos al meollo de la cuestión, estos escritos eran teosóficos en el sentido más riguroso y pertenecen sólo al conocimiento que el ser humano tiene de su naturaleza y de la vida superior del alma. A veces se ha declarado que el movimiento teosófico actual es una tentativa de convertir el Cristianismo al Buddhismo, lo cual significa simplemente que la palabra ‘herejía’ ha perdido el terror que infundía y ha renunciado a su poder. En todas las eras, han existido individuos que han aprendido, más o menos claramente, las doctrinas teosóficas, integrándolas en el tejido de sus vidas. Estas doctrinas no pertenecen, exclusivamente, a ninguna religión, ni quedan confinadas a ninguna sociedad, ni tiempo. Son el derecho de nacimiento de toda alma humana. Cada individuo elabora su ortodoxia según su naturaleza, sus necesidades y su experiencia cambiante. Esto puede explicar por qué, los que se han imaginado que la Teosofía era una nueva religión, han buscado en vano su credo y ritual. Su credo es la Lealtad a la Verdad y su ritual consiste en ‘honrar toda verdad poniéndola en práctica’.
La diversidad de opinión y las interpretaciones ficticias acerca de la Sociedad Teosófica hacen patente cuán poco las masas entienden este principio de Hermandad Universal y cuán raramente su importancia trascendente es reconocida. Esta Sociedad fue organizada sobre este único principio: la Hermandad esencial del Hombre, como se ha delineado breve e imperfectamente aquí. Se ha definido como buddhista y anti-cristiana, como si pudiera ser ambas a la vez; cuando, el Buddhismo y el Cristianismo, según lo presentaron sus fundadores inspirados, hicieron de la hermandad el único elemento imprescindible de la doctrina y de la vida. Además: a la Teosofía se le ha considerado como algo nuevo bajo el sol o, en el mejor de los casos, como misticismo antiguo disfrazado bajo un nuevo nombre. Mientras que es cierto que muchas Sociedades fundadas y unidas para apoyar los principios de altruismo o la hermandad esencial, han tenido varios nombres, es también verdadero que muchas han sido llamadas teosóficas, con principios y propósitos análogos a los de la Sociedad Teosófica actual. En cada una de estas Sociedades, la doctrina esencial ha sido la misma y todo lo demás ha sido incidental, aunque esto no le resta el hecho de que muchas personas son atraídas por lo incidental, soslayando o ignorando lo esencial.
1- Extraído de Las Cartas Mahatma a A.P. Sinnett, Glosario y Cronología, Blavatsky Editorial A.C., México 2010, pág. 83.
2- Publicada por Esperia Editorial Teosófica, Argentina 2016, págs. 16-18.