Cada Miembro un Centro

Editorial Marzo 2014

 


Presentación a cargo de Guillermo Colombo, Integrante del Centro

W.Q. Judge ha sido una de las personas que más claramente plasmó en sus escritos y sus alocuciones, el “espíritu” de las enseñanzas de los Mahatmas y de H.P.B. que entre otras cosas nos señalaron los posibles desvíos que podemos tener en nuestro camino de crecimiento espiritual si no estamos atentos a mejorar nuestra Conducta.

Muchas veces el egoísmo que no debiéramos tener, nos juega una “mala pasada” y provoca que equivoquemos el camino al hacer que olvidemos el objetivo o motivo por el cual la Teosofía fue dada a la Humanidad.

Dentro de la larga lista de desvíos, que provocan la equivocación del rumbo, siendo todos estos desvíos producto de los desaciertos humanos debido a la ignorancia, se encuentra el confundir al Movimiento Teosófico con una organización o institución determinada, es decir confundir el propósito, con el medio a través del cual se lleva a cabo dicho propósito. W.Q. Judge nos alerta sobre esto y una vez más, encontramos en la literatura teosófica, que el conocimiento no se transmite a través de una organización en particular y que es menester que cada estudiante sea también el medio a través del cual se transmita. Debemos obrar con responsabilidad.

Veamos que nos dicen sus palabras:


 

Hace algunos años, uno de los Maestros en los que creen tantos de nuestros miembros, le ordenó a H.P.B. que escribiera por él una carta a un cierto grupo de Teósofos. En ella, él decía que cada miembro que fuese fervoroso, sincero y altruista, podría –en su propio pueblo o ciudad– llegar a convertirse en un centro activo, del cual se irradiarían poderosas fuerzas invisibles, capaces de influenciar para el bien, a los hombres y mujeres de los alrededores; y que pronto aparecerían personas indagadoras, organizándose con el tiempo una Sección y así se beneficiaría todo a su alrededor. Esto parece justo y razonable además de haber sido dicho por una autoridad tan elevada. Los miembros deberían considerar y pensar lo anterior para luego actuar en consecuencia.

Hay muchos que, al sentirse teosóficamente solos en su propio lugar, se han cruzado de brazos y han cerrado sus mentes, diciéndose a sí mismos que no podían hacer nada y que no había nadie cerca que pudiese estar interesado en la Teosofía, y que ese lugar en particular era el “más difícil para trabajar”.

El gran error en estos casos es olvidarse de la ley señalada en lo que escribió H.P.B. Es una ley que todo miembro debería conocer: que la mente del hombre es capaz de obtener resultados por medio de otras mentes que se encuentran a su alrededor. Si nos sentamos y pensamos que no puede hacerse nada, entonces nuestra mente sutil encuentra a otras mentes dentro del radio de su esfera –que no es pequeña– y les grita que “No puede hacerse nada”. Y entonces por supuesto no se hace nada. Pero si de manera desinteresada y fervorosa pensamos en la Teosofía, y deseamos que otros, como lo hicimos nosotros, se beneficien de ella, entonces estaremos gritando a las mentes con las que entremos en contacto en momentos perdidos del día y en muchas horas de la noche: “Teosofía”, y “Ayuda y esperanza para ti”. El resultado de todo esto debe ser un despertar del interés al más mínimo estímulo.

Tal actitud interior, aunada a toda clase de intentos por promulgarla, revelará la existencia de muchas personas que sin que lo sospecháramos antes, estaban teniendo la misma línea de pensamiento. Aprovechando así la oportunidad del momento.

Nuestra última Convención marcó una era: el desvanecimiento del conflicto y la aparición de grandes oportunidades, y la ampliación de la investigación e interés por parte del público en general. Esta es una oportunidad muy grande. Tanto las Secciones como los miembros deben elevarse para poder alcanzar y usar todo lo que esto nos proporcionará. Recuerden que no estamos luchando por ninguna forma de organización, ni por condecoraciones, ni por fines personales mezquinos, sino por la Teosofía; por el beneficio, el provecho y el bien de nuestros semejantes. Como se dijo no hace mucho, aquellos de entre nosotros que sólo buscan y adoran a una mera organización, la están convirtiendo en un fetiche y adorando a un cascarón. La verdadera piedra fundamental de la Teosofía es el altruismo.

Aquellos de entre nosotros, que después de muchos años y de mucha instrucción, aún buscan y desean su progreso personal o su promoción en el lado oculto de la vida, están destruyendo esa cualidad referida al principio: ser un centro de luz que vive y respira y que es la esperanza para otros. Los egoístas sólo disminuyen así sus posibles oportunidades en su futura vida aquí.

¡Cierren filas! Cada miembro un centro; cada Sección un centro; todo un inmenso centro en rotación, de luz, fuerza y energía, para beneficio de la nación y de la raza.

Willian Q. Judge

 


Notas:

  • Originalmente publicado en la revista The Path,Vol. X, en octubre de 1895, páginas 201-2, bajo el título Each Member a Center.
  • La traducción fue hecha por integrantes del Centro de Estudios de la Teosofía Original en Argentina.