Cómo los Atributos de la Materia Condicionan al Espíritu a través del Deseo y el Apego

Editorial Marzo 2015

 

Una gran cantidad de factores condicionan nuestra existencia en la materia física, pero esto no ha comenzado tan solo en la presente vida, sino que esta es la continuación de otras existencias que han transcurrido a lo largo de millones de años.

Por lo tanto, es de tener en cuenta que en este inmenso proceso de evolución, hemos desarrollado un poderoso instinto de supervivencia, el cual ha formado un anclaje con la materia al punto tal, que nuestra conciencia física confunde esta condición con una realidad, que en verdad no es más que una micro-eternidad perecedera.

El Sr. Buddha, en su Doctrina Científica-Espiritual, nos da una serie de enseñanzas donde deja al descubierto una cadena de causaciones que producen esta “Sed” por la existencia en la materia, y nos revela los Doce Nidhanas y los Cinco Skandhas. Esta cadena de co-surgimientos continuos tiene factores aglutinantes que son: El Deseo (Trishnā), conduce a una avidez que nunca está satisfecha, por cada experiencia desarrolla, El Apego (Upādāna) producido por las sensaciones mentales (buenas o malas), e inclusive cuando la personalidad las considera buenas, aunque sean malas, forma una concatenación de Skandhas necesariamente nocivos. Finalmente todo esto es producido por Avidyā o sea por la Ignorancia, la cual es la madre de todos los males pues es la que nos mantiene como a sus hijos condicionados al mundo Mayávico o ilusorio, por lo consiguiente arrastra a la individualidad a padecer en ese mar del Saṃsāra, donde, en una cadena constante de existencias, Dukkha, (sufrimiento) duele en la Mente y en el corazón por cada acción equivocada.

Si nuestro interés espiritual es el de transitar por un sendero de Armonía y menos sufrimiento, entonces debemos ser agudos observantes de nuestra conducta la cual nos revelará hasta que punto nuestra vida está condicionada por los Apegos. El Egoísmo y los Apegos van unidos en cada acción en la que pretendemos que sean nobles e impersonales, descubrir esto puede llevarnos varias existencias y aun así podemos seguir aferrados a ellos porque los vemos y sentimos como una balsa en el furioso mar de la vida, y el “Tener” cualquier bien material nos hace aferrarnos a él como si ese objeto fuera el pilar de nuestra existencia.

Es de mucha importancia tener en cuenta este pasaje del Gran sermón sobre la aniquilación del deseo del Majjhima Nikáya de Buddha: “Bien, monjes, he aquí, monjes, que así decís vosotros y así digo yo también: “Cuando esto es, eso existe, al surgir esto, eso surge”, es decir: condicionadas por la ignorancia [surgen] las composiciones mentales, condicionada por las composiciones mentales [surge] la consciencia, condicionado por la consciencia [surge] el organismo psicofísico, condicionada por el organismo psicofísico [surgen] las seis esferas de los sentidos, condicionado por las seis esferas de los sentidos [surge] el contacto, condicionada por el contacto [surge] la sensación, condicionado por la sensación [surge] el deseo, condicionado por el deseo [surge] el apego, condicionado por el apego [surge] el devenir, condicionado por el devenir [surge] el nacer, condicionado por el nacer surgen el envejecer, el morir, la pena, el lamento, el dolor, la aflicción y la tribulación he aquí el origen de todo este montón de sufrimiento”.1

Podemos ver en este pasaje del Bhagavad Gī, como las influencias de la Materia van afectando al Espíritu por apego a esa diversidad fantástica e ilusoria: “Pues, residiendo el Espíritu en la Materia, experimenta las [influencias de las] cualidades de ella originadas; y su apego a tales cualidades es causa de su reencarnación en una matriz buena o mala”.2

Lo que se intenta aquí, es de concientizar sobre el continuo proceso de re-alimentar con nuestra conducta, los apegos y el egoísmo productos del deseo, que puede producir todo tipo de violencias, tanto físicas como mentales al no poder satisfacerlos. Quizá sea una larga y ardua tarea la de comenzar a erradicar de nuestro ser, tan perniciosas virtudes, quizá sea ya el tiempo justo como para considerar la urgencia que demanda comenzar Hoy esta tarea, ya que nuestras ambiciones vienen causando un deterioro masivo al planeta y a todas sus especies sin considerar que ellos tienen derecho a la vida en sus hábitat, que estamos destruyendo por las oscuras virtudes más arriba mencionadas.

Si nuestra conducta no es modificada, todo lo esencial para la vida desaparecerá, y la Humanidad estará condenada a nacer en una piedra desértica y ardiente, fruto de sus propias acciones. El Apego ya ha costado mucho sufrimiento desde lo individual a lo general en todo el planeta, ninguna ambición debería ser tan poderosa, como la Sagrada Voluntad de evitar todo lo que produce sufrimiento innecesario; la solidaria Compasión, debería ser cultivada en el fuero interno de todo ser Humano, cada cualidad que esta despierte debe ser un muro Moral que no nos permita una sola mala acción, tanto para con nosotros mismos como para los demás, así comenzaremos a reunir en nuestro Ser, el caudal de virtudes tan necesarias para comenzar a detener el Dukkha de todo el Planeta, porque, un Maestro de Sabiduría dice que …ningún individuo puede dar lo que no posee”, y los hechos confirman la regla, es importante entonces comenzar la única tarea que más vale la pena comenzar, Hermanos, ¡manos a la Obra!

LUCHA CON TUS PENSAMIENTOS IMPUROS ANTES QUE ELLOS TE DOMINEN. TRÁTALOS COMO PRETENDEN ELLOS TRATARTE A TI, PORQUE, SI USANDO DE TOLERANCIA ELLOS ARRAIGAN Y CRECEN, SÁBELO BIEN, ESTOS PENSAMIENTOS TE SUBYUGARÁN Y MATARÁN. CUIDADO DISCÍPULO, NO PERMITAS QUE NI AÚN LA SOMBRA DE ELLOS SE ACERQUE A TI. PORQUE CRECERÁ, AUMENTARÁ EN MAGNITUD Y PODER, Y ENTONCES ESTA COSA DE TINIEBLAS ABSORBERÁ TU SER ANTES QUE TE HAYAS DADO CUENTA DE LA PRESENCIA DEL MONSTRUO NEGRO Y ABOMINABLE.”3

(La Voz del Silencio, de H.P.B.)

 

 Manuel Fernández

Integrante del Centro

 


 1- Majjhima Nikaya, Los Sermones Medios del Buddha, traducción del pali, introducción y notas de Amadeo Solé-Leris y Abraham Vélez de Cea, Editorial Kairós, tercera edición, diciembre 2008,  pág. 235.

2-Bhagavad Gītā, El Canto del Señor, traducido del sánscrito, con notas filológicas y aclaratorias de J. Roviralta Borrell, Editorial Teosófica SL, pág. 207, Canto XII - 21.

3- La Voz del Silencio, por H. P. Blavatsky, traducida por F. Montolíu, editorial Kier, págs. 23-24.