En Memoria de Nuestra Hermana Nora Spairani M.S.T.

12 de agosto del 2014

 

 

 

 El día tres de agosto, Norita se envolvió en su silencio, desplegó sus alas y se elevó hacia su merecido Devachán, una larga y sostenida lucha mantuvo casi toda su vida con una rara enfermedad que complicaba sus bronquios, pero parecía que ese impedimento no era una barrera para mantener su ideal tan alto como pudiera. Su fuerza de carácter la convirtió en una luchadora, asociada a su compañero tan incansable como ella, recorrieron parte del mundo en esa tarea Teosófica que dignificó sus vidas.

 La Sociedad Teosófica en Argentina, tendrá a partir de ahora un gran vacío por su ausencia; más de una vez supo levantar las alicaídas fuerzas de la rama que ella integraba e inspirar a los más débiles para seguir adelante para difundir la más noble Doctrina heredada por la Humanidad, la Teosofía.

 Norita contribuyó con una gran cantidad de traducciones, ocupó puestos importantes dentro de la institución como el de Secretaria General, solía ser traductora simultánea de visitantes de otros países que al no hablar en castellano daban sus conferencias en idioma Inglés.

 Corría el año 1975, cuando pisé el umbral de ese querido edificio de la Sociedad Teosófica, en Balcarce 71, del porteño barrio de Caballito, en Buenos Aires. Norita y Luis llegaron en esos días, de EE.UU., donde participaron de la convención por el Centenario de la fundación de la S.T., y fue allí donde Boris de Zirkoff dio su famoso mensaje al mundo titulado "El Sueño que Nunca Muere". Conocí a estos dos grandes trabajadores que me sirvieron de ejemplo a partir de ese momento, ambos tenían esa fuerza interior que los impulsaba a crear y potenciar el Movimiento Teosófico, lo que han seguido haciendo hasta estos días, fue así, que Luis funda La Federación Teosófica Interamericana.

 Hay una enormidad de hechos con los que contribuyó a la par de su esposo esta extraordinaria personalidad, llamada Nora Spairani, sin embargo ella los contaba como anécdotas hasta muchas veces divertidas, nunca como una ostentación de su deber.

 Cuando ella comenzó a darse cuenta de las verdaderas intenciones de la formación de un Centro, que ayudara al Movimiento Teosófico para su difusión, y la necesidad que había de traducir una gran cantidad de literatura Teosófica, me comentó cuánto sentía no tener salud suficiente como para ayudar en esta difícil empresa, pero así y todo colaboró en lo que pudo con la reedición del libro Un Compendio de la Doctrina Secreta, el cual ella junto a otros hermanos de la Sociedad Teosófica en Argentina habían traducido en el año 1973; y cuando estuvo terminado y tomó en sus manos un ejemplar que le fue obsequiado, la embargó la emoción.

 Norita siempre estuvo interesada en los proyectos del Centro, por lo que manteníamos comunicaciones de continuo en las cuales le comentaba, muchos de esos proyectos o cambios y sus sugerencias, siempre discretas pero muy oportunas, me hacían sentir acompañado, y esto demostraba ampliamente que nada tiene que ver si un hermano es de tal o cual institución, nosotros teníamos la fraterna unión en el Movimiento Teosófico, no en el partidismo de una institución. Ella sabía de mi agradecimiento constante hacia la Sociedad Teosófica de Adyar, a la cual serví y acudí tantas veces me necesitó, aún después de dejar de ser miembro de esta institución. Le solía decir que yo era “miembro de la Teosofía”, y que eso me permitía compartir universalmente la Teosofía con toda institución Teosófica.  

 En la última conversación que mantuve con ella, le comenté mi deseo de alejarme por un año o más de toda actividad Teosófica, pero ella, me pidió que no abandonara el Movimiento Teosófico, y el proyecto que el pequeño grupo de traductores viene haciendo en este humilde Centro; esta confesión mía surgió a causa de los últimos esfuerzos hechos por nosotros para un grupo de estudiantes, y que no dio el resultado esperado, el cansancio y el desaliento debilitaron mis fuerzas, pero ella me instaba a seguir a pesar de todo “…la Teosofía no fracasa, el que fracasa es el hombre y siempre te vas a encontrar con estos inconvenientes, pero no te olvides que ni dos ni veinte son toda la humanidad, así que sigue, que humanidad hay bastante y que espera de toda esa información que Uds. pueden darle”.

 Hoy todo eso resuena en mi mente, y no deja de producirme una profunda tristeza. Es tan importante sentir una voz amiga, esa hermandad del Alma por ese Ideal que a veces nos sacude fuertemente con alguna dura experiencia, pero esa voz amiga nos fortalece y nos insta a seguir a pesar de todo y esa voz será muy extrañada por quien siempre te admiró y te sintió la hermana del Alma, unidos por este Ideal que el buen Karma nos pudo reunir una vez más para darnos fuerzas unos a otros en la difícil tarea que nuestro compromiso con la Teosofía nos impone.            

 Todos los componentes de este Centro, te rendimos nuestro cariñoso y agradecido homenaje, el cual no es a modo de despedida, si no un hasta pronto, porque guardo en mi corazón, la ilusión de que el buen Karma nos pueda reunir a todos otra vez, para proseguir con la tarea Teosófica que una vez iniciamos todos por Amor a la Humanidad…

 Escrito por Manuel Fernández Integrante del Centro.

 

Acompañado en el sentimiento por todos los integrantes del

Centro de Estudios de la Teosofía Original en Argentina

con cariño y agradecimiento.

Guillermo Colombo

Emmanuel Velázquez

Andrea Colombo

Mariano Vigna