La Importancia de la Fraternidad

[El presente trabajo fue escrito como material de apoyo para una charla en el año 2008. Por el valor de su contenido, fue distribuido entre estudiantes y allegados y por la misma razón creemos oportuno publicarlo para que sea accesible a todo estudiante interesado. El mismo contiene correcciones y modificaciones con respecto al original, hechas por el mismo autor.— Noviembre 2014.]

 

Fraternidad, desde remotos tiempos, este término, definió la unión entre hermanos y tuvo un significado —y lo tendrá por siempre— muy importante en el mundo espiritual de los Sabios. La magnitud de esta palabra, nos podría llegar a sorprender, si investigamos un poco más su profundo significado. Para los sinceros buscadores de las Eternas Verdades, está íntimamente relacionada con el Amor, y por ende, al servicio en su más alta expresión, pues las enseñanzas de antiguas Escuelas de Sabiduría, le daban la categoría de Hermandad Espiritual, porque reconocían a toda la Humanidad como una hermandad, la cual procede de un TODO. La vía más importante para poder comprender que toda esta humanidad es parte de ese Todo, por lo cual es Unidad Divina, comienza con el aprendizaje y puesta en práctica de la Fraternidad. La Compasión y al Amor Espiritual solo se pueden desarrollar en el ser humano, usando como base fundamental la Fraternidad. Donde se desarrolla un pleno sentido Fraternal, entre pueblos, comunidades, grupos, etc., no hay lugar para el egoísmo. En todos los reinos de la Naturaleza existe una “memoria” instintiva, de preservación, de aglutinación, desde el mineral, vegetal, animal, a esto se le podría llamar “un virginal sentido instintivo de Fraternidad” pero en la etapa humana, con la adquisición de la Mente mucho más activa, es posible descubrir que ese sentido de Fraternidad, (siendo un estado de consciencia), es posible vivirlo en este plano físico, enseñarlo y universalizarlo. Todo cooperativismo nace de la percepción de que “la unión hace la fuerza”, en realidad “toda unión atrae la fuerza” y toda fuerza es de origen divino, el poder, sólo es una potencia de la Naturaleza física, por lo tanto si no existe Fraternidad, no hay manera de atraer la fuerza, y la ausencia de esta, hace imposible un cooperativismo genuino y perdurable. La Fraterna unión de pensamiento entre los hombres, hace posible el progreso Espiritual y material, es la Fraternidad un poderoso disolvente de la competitividad, del egoísmo, de la desunión, la intrigante sospecha y de la enemistad. La Fraternidad es el agente unitivo más compasivo y más amoroso que el hombre puede desarrollar en este doloroso proceso de evolución. Los Mahatmas, indicaron hábilmente poner en el primer objetivo del Movimiento Teosófico a la Fraternidad, como la “punta de lanza” que abriría y derrocaría las cerradas puertas del odio racial y demás aspectos separatístas de la egoísta acción humana.

El Mahatma K.H. en una de sus cartas dice lo siguiente: “El término “Fraternidad Universal” no es una frase vana…”, y agrega: “...Es el único fundamento segura para la moralidad universal. Si fuera nada más que un sueño, sería este, por lo menos, un sueño noble para la humanidad: y es esta la aspiración del verdadero Adepto”. (Las Cartas de los Mahatmas a A. P. Sinnett, N° 4)

Cuando toma cuerpo el Movimiento Teosófico a través de una Sociedad Teosófica en el mundo, sus reales inspiradores hablaron sobre la importancia, de formar una Fraternidad de estudiosos, e investigadores, interesando e inspirando a las mejores mentes de las diferentes razas, sin distinción de castas y color, como así también, no importaba de que religión provenían, lo esencial era “formar el núcleo de una Fraternidad Universal de la Humanidad”, y con este fundamental ideal impulsar un plan espiritualizador en una humanidad confundida entre la superstición, el materialismo, la ignorancia, las castas, las religiones dogmáticas y los colores de piel. Ese núcleo debería ser el eje propulsor entre los hombres que permitiría elevar Fraternalmente a las clases más bajas y oprimidas de una sociedad empobrecida espiritualmente. La Teosofía aparece entonces en el horizonte de este caos iluminando con sus doctrinas y demostrando que Fraternizar y EDUCAR es elevar al prójimo.

En las cartas de los Mahatmas podemos observar el propósito que persiguen con el término Fraternidad, siendo el término la nota clave para que la humanidad se reconozca como una verdadera hermandad espiritual a la cual ellos sirven en su totalidad, no a unos pocos ni de manera individual, sino a la humanidad en masa, aquí queda expuesta la verdadera importancia que le dan los sabios del Himalaya, el Mahatma K.H. lo explica con suma seriedad en la carta N° 2, veámoslo: “...el objetivo principal de la Sociedad Teosófica no es tanto satisfacer aspiraciones individuales, como servir a nuestros semejantes…”, y en la carta N° 38 agrega “Sólo quien alberga en su corazón amor a la humanidad, que es capaz de sentir íntimamente la idea de una práctica y regeneradora Fraternidad, es el que tiene derecho a la posesión de nuestros secretos. Sólo un hombre así, sólo ese hombre, nunca hará mal uso de sus poderes y no habrá temor de que los utilice para fines egoístas. El hombre que no coloca el bien de la humanidad sobre su propio bien, no es digno de ser nuestro chela”. H.P.B. enfatiza lo mismo en la mayoría de sus escritos, “Sólo cuando todos los hombres y mujeres lleguen a ser hermanos, practicando plenamente esa Fraternidad en su vida diaria, logrará realizarse esa verdadera solidaridad que constituye la raíz misma del progreso y elevación de la raza humana. Esta acción y reacción, en que cada uno vivirá para todos y todos para cada uno, es fundamental principio teosófico que todo teósofo debería sentirse obligado, no solo a enseñar, sino a llevar a la vida práctica en su vida individual”. (H.P.B.)

Por lo que queda demostrado que, uno de sus mayores significados es practicar y servir, o sea la actitud filantrópica, desinteresada y dedicada al bien por el bien mismo, sin especulaciones egoístas, en suma, el Amor en movimiento, actuando en beneficio del conjunto.

El Mahatma K.H., en la carta N° 5 dice en una de sus partes “...es necesario para el éxito de las Ciencias Ocultas, una Fraternidad Universal, es decir, una asociación de “afinidades” de poderosas fuerzas y polaridades magnéticas —aunque disimilares— centradas alrededor de una idea dominante…”

Si leemos atentamente sobre “una idea dominante” veremos claramente, que la fuerza del pensamiento potencia la idea y si esta idea está dirigida al bien común, produce beneficios extraordinarios donde funcione, se dirija o se derrame como una bendición, y son estas filantrópicas ideas, las que solo pueden beneficiar si salen del corazón fraternal y de la concentración y unión de seres humanos comprometidos con este ideal.

En casi toda la literatura teosófica encontramos como una urgencia, el llamado a una Fraternidad Universal, los Teósofos que a lo largo del tiempo escribieron literatura teosófica hicieron hincapié, siempre en esta necesaria pero ausente fraternidad; siempre la falta de ella, ha sido para toda la humanidad, como la falta de la madre para un niño, quizás por ello, uno de los Maestros de Sabiduría, calificó a la humanidad como la gran huérfana, tal vez huérfana de fraternos afectos, huérfana de capacidades para amar y proteger al prójimo, así ésta huérfana humanidad deambula separada totalmente de su Naturaleza Espiritual, entre las vagas luces y sombras de la ilusión, descastada de su divinidad, lo irreal la va desorientando, alejándola cada vez más de su divino hogar. ¿Dejaremos acaso que esto siga sucediendo pudiendo contribuir con menos mal haciendo un pequeño intento para mejorar la conducta humana? Todas las magnas obras han comenzado en un pequeño intento, pues todos los días podemos ponernos a prueba, intentando aplicar Fraternidad a todos nuestros actos, hermanándonos con toda la Naturaleza, respetando toda vida que palpite a nuestro alrededor, contribuyendo con la no violencia en todos sus aspectos, evitando refugiamos en una ciega indiferencia porque seremos seguramente sus víctimas en un futuro no muy lejano.

Por eso desde su fundación, el Movimiento Teosófico, propuso como el principal objetivo de los tres expuestos al primero, como el más importante, el cual propone a la Fraternidad como lazo de unión, armonía y servicio entre toda la Hermandad humana, los otros dos objetivos, no pueden ser llevados a cabo sin la participación del primero.

En el enorme legado de sabiduría dejado por H.P.B. y sus instructores, para toda la humanidad, se observa cómo es constante la preocupación para que se comprenda que sin la práctica del Fraterno servicio, sería imposible toda idea de unión solidaria, de una sincera cooperación con los elevados propósitos de un plan regenerador para la conducta humana, la cual estaba siendo devorada por un egoísmo tal, que ni la ciencia ni religión alguna, ni mucho menos una intelectualidad desprovista de amor, podrían llevar al hombre, a una conscientización, tanto de las leyes naturales, como de la existencia de un plan divino para la evolución de todo lo que se desarrolla en el Cosmos.

Si la Teosofía se conociera más en el mundo, y que su doctrina deja al descubierto, dónde principian los males que nos aquejan y cómo remediarlos, entonces, he aquí la presencia aglutinadora de la Fraternidad, para reponer y crear conductas que lleven a un estado de mayor armonía entre los hombres y su medio; por eso el mayor logro de la fraternidad y el servicio que esta provoca, producen armonía; la falta de armonía, conduce a la violencia y como consiguiente a la separatividad, y esto a su vez, al dolor y soledad, la soledad, resentimiento, con lo cual nos vamos del plano físico, y retornamos a él, a vengarnos de “aquello” que nos causó la incomprensión de una humanidad desprovista de fraternidad y es así como se acumulan los odios, y el campo del pensamiento, se satura con intenciones de un egoísmo cruel sin escrúpulos y es fácil ver que cualquier vida humana, carece de valor y peor aún para el que ha caído víctima de semejantes aberraciones; la falta de Fraternidad, va creando una humanidad insensible, indiferente, ciega ante el dolor y el sufrimiento de cualquier criatura viviente.

La Fraternidad no es un asunto trillado ni mucho menos una moda o una ilusión de afiebrados místicos, su ausencia en la conducta humana ha traído los males de los cuales somos todos víctimas y traerán más males inimaginables si no practicamos esta norma moral. Los estudiantes de Teosofía tenemos el deber de proclamar donde quiera que vivamos, que a la Fraternidad no podemos renunciar si queremos de alguna manera contribuir con la salvación del mundo. La misma Naturaleza está respondiendo a la falta de armonías y equilibrios porque la falta de Fraternidad nos hace irrespetuosos con la vida de bosques y el desarrollo de miríadas de vidas que en ellos evolucionan, debemos tener en cuenta que en la naturaleza, la especie que trae caos es eliminada por una fuerza mayor ¿podemos ser tan ingenuos y pensar que nosotros no estamos bajo el imperio de esta Ley universal? Los mares y sus especies, muchas de ellas aún desconocidas para la ciencia actual, claman desde su dolor para que el hombre detenga su ambiciosa carrera destructiva hacia ningún lado. La misma atmósfera reclama lo suyo y el sistema en su totalidad nos advierte; sin embargo los culpables con sus mezquinos intereses, fruto de ese egoísmo cruel, hacen oídos sordos como si no fueran los herederos futuros de un dolor y sufrimiento que ellos mismos provocaron; ningún poder humano, podrá detener la fuerza de leyes que gobiernan el universo, y de cuyas Leyes nada escapa, o es armónico y en esa armonía evoluciona a condiciones mejores o terminan aniquilados y tan secos y vacíos de vida como los desiertos marcianos y sin posibilidades de alcanzar sus propósitos más elevados, porque, claro está, no los tienen, porque han venido destruyendo el sistema que los contenían.

Fraternidad es aunar esfuerzos para cambios de conducta, hacia una vida acorde con el respeto y la asociación armónica con la Naturaleza; cuando un ser humano se convierte en ejemplo de Fraternidad, podemos ver en él, un aspecto del Amor Universal, se destaca su reflejo en la actitud amorosa y comprensiva de quién se convierte en un vehículo bendito para tan bella expresión, en un mundo desbastado por la práctica de la antítesis del Amor.

Los estudiantes de Teosofía tenemos poblada nuestra literatura de la importancia de la práctica de la Fraternidad, pero si ésta literatura queda tan solo en la intelectualidad de un libro cerrado y no se muestra al mundo, probablemente, contribuiremos con otro egoísmo más doloroso aún.

Una vida ejemplar puede enseñar, pero si las doctrinas Teosóficas se difunden como debieran pueden enseñar aún más. Un llamado a vuestros corazones; Enseñemos al mundo antes que suene nuestra última hora y perdamos la oportunidad de mostrar a todos, los tesoros teosóficos con una de sus gemas más preciadas la Fraternidad, en ella se reflejan solo los actos de Amor y brilla con magnífica gracia cuando es montada en el corazón servicial del ser humano; enseñemos con el ejemplo, porque el mundo y su dolor también son nuestro mundo y el dolor puede también abarcamos en cualquier momento. Propongo: seamos ambiciosos, seamos buenas personas, es la menos mala de las ambiciones, ya que la bondad que desarrollemos nos hará perder la ambición mezquina, transformándola en un anhelo superior o divino, intentémoslo, si todos logramos un pequeño paso, es probable que la humanidad entera tenga futuro, porque donde un solo ser humano produce un cambio puro y verdadero su entorno cambia y por ley de correspondencia y armonía, llega al mundo entero, intentémoslo.

Alguien dijo: “Es fácil practicar la anti-fraternidad, de rienda suelta a su egoísmo y verá como todo se ensombrece a su alrededor, se separa y muere todo hálito de vida que puede prometer el crecimiento claro y diáfano de la Sabiduría”, para evitar caer en semejante pobreza espiritual es necesario un sincero y auténtico compromiso de Amor con toda la humanidad, el cual debe estar avalado por una voluntad inquebrantable, no ceder jamás a los caprichos de nuestra personalidad, pequeña y débil, cuya naturaleza es permanecer en cada limitada existencia prodigándose los placeres que no son nada más y nada menos que ataduras kármicas, las cuales terminan por llevarnos a una cadena interminable de reencarnaciones y sufrimientos innecesarios gestando un Karma más innecesario aún, donde un abismo insondable nos puede separar de nuestra verdadera Naturaleza Espiritual, última meta en el desarrollo de una evolución como hombres. Por ello, es el Compromiso el tutor de la conducta de recta moral y ética, que crea una disciplina, armonizadora llevando al individuo a una verdadera auto transformación y como resultado final a una más elevada autorrealización. Solo un Compromiso de características elevadas contiene la fórmula sagrada para su cumplimiento, servicio, responsabilidad y cumplimiento del deber, todo esto está íntimamente ligado a la Fraternidad, por lo que se deduce que, solo hay un genuino cambio si se emplea esta fórmula moral.

Como podemos apreciar todo lo que intente un ser humano para ser mejor o colaborar fraternalmente para que otros lo logren, comienza a tornarse en “una empresa desesperada”, pero aún así “Ningún esfuerzo se pierde jamás, cada causa debe producir un efecto” según dice el Maestro K.H. ¿Por qué no intentar que los sueños e ideales se plasmen en nuestra vida con acciones verdaderas y valederas? Despertar, es lo que necesitamos, conscientizarnos, abriéndonos a una vida de Servicio, armonizando con la idea de una Fraternidad unificadora, dejar de ver a las personalidades como un obstáculo, derribemos esta barrera separatista y abracemos al mundo, con toda la vida que contiene en un fraternal pensamiento de Amor y obremos con Amor en todos los actos cotidianos, que nuestra vida sea un inclaudicable y constante servicio, una solidaridad balsámica, donde nuestros ojos puedan ver y reconocer el dolor, donde los oídos puedan escuchar los lamentos desgarradores de las miserias de los olvidados y despreciados, en cuyo campo de sufrimiento, todos frutos de la ignorancia, se arrastra la mayor parte de nuestra humanidad, donde nuestra mente y corazón puedan comprenderlos y donde las Fraternales manos llenas de Compasión, en nombre del Amor puedan calmarlos.

 

Manuel Fernández

Junio 2008